martes, 15 de noviembre de 2011

SUBURBIO


Espanté a los teros.
Entré al baldío solitario por la mañana.
Tierra de nadie.¿Hogar de vagabundos?
¿Escenario de horrores urbanos por la noche?
Hollé el pasto mojado de rocío.
Me refugié en la verde paz,
sentada en la muralla que cae al mar.
Atrás dejé el tránsito,
los edificios,
los otros.
Por un rato,
espanté a mis miedos.