Penélopes
Mujeres en mi vida, algunas, tantas otras.
¿Almas atrapadas en vasijas de barro
tan plenas y tan frágiles que una sola gota de más
que se derramase las haría estallar?
Buceadoras de la noche, ojos sin cauce,
como topos perdidos en los laberintos profundos del Hades.
Tejedoras incansables,
Penélopes errantes,
que tejen y destejen los hilos transparentes del amor.
Cuidadosas hilanderas a veces dedicadas
a zurcir los negros retazos del dolor.
Me he perdido en el tiempo, como ellas,
me he perdido atraída por el poder de las Moiras.
He visitado los infiernos sostenida
en el vuelo de las Harpías
y he temblado reflejada en los ojos crueles
de mis compañeras de viaje
las Erinias.
Memorias
de mujer
Niña y
entonces,
el alba
de los deseos
cuando
revoloteaban despuntando.
Yo
descubro mi querer.
Yo sé
lo que quiero, proclamo a mis huesos
– oh,
apenas se dibujan vagas ideas,
recolectadas aquí y allá, de lo que debo
querer-
Pubertad,
adolescencia - el deber reclama su control –
Un volcán sin cráter, ebullición subterránea.
Deseo
deber deseo desear ser deseada deseo.
Mujer
sin fondo, pues.
Quien, yo
¿Quién tú, niña asustada, que lloriquea sin cesar al costado
de mi pecho?
¿Quién tú, amazona de
espada desenvainada que atraviesas la vida como si fuera un incesante campo de
batalla?
¿Quién esta mezquina que calcula hasta el amor que puede dar
o recibir como si fueran kilos de porotos en un almacén?
¿Quién aquella mujer que se siente una diosa de regreso de
un paseo por las nubes con el cuerpo descansado de tanto placer?
¿Quién esta furia de lengua afilada y ojos como pozos que no
descansa hasta encontrar y lanzar la palabra más hiriente y cruel?
¿Quién esta mujer serena que atiende sus asuntos con orden y
esmero?
¿Quién la madre que protege y consuela?
¿Quién?
-Estas poesías fueron publicadas en Revista Hipoética- Año III - Marzo 2012