Mudanzas
Es en el frágil cántaro de mi alma que todas estas emociones
se confunden, me trastocan. A veces, algunas se derraman. La mayor parte del
tiempo las contengo.
Es el frágil cántaro de mi alma que ha cedido al peso de
todas estas emociones que me confunden, se trastocan. Me derramo, no hay quien
me contenga.
Para reconstruir el frágil cántaro de mi alma, quebrado por
el peso de las trastocadas y confusas emociones que se derraman, apelo al
silencio, dejo que las contenga.
Es en el silencio que fluyen las confusas emociones que me
trastocan hasta reconstruir el frágil cántaro de mi alma para que las contenga.
El silencio no está exento de palabras. Las palabras tejen
tantas veces el silencio. Escapo del ruido, no del silencio de las palabras. Y entonces
por fin: escucho. Y cambio.
El cántaro de mi alma, con elástica firmeza, contiene las
efímeras, confusas, recurrentes emociones, que a veces sí, a veces se derraman
y me trastocan, entonces el vuelco al silencio las devuelve a sus móviles
cauces.
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